martes, 24 de diciembre de 2013

Sobre héroes y tumbas


Acabo el año como empecé, hablando de crisis, prohibiciones, restricciones en zonas de escalada, encadenes, equipamientos, equipadores y, sobre todo, de dinero y de lo que cuestan los sueños.

El precio de la electricidad va a subir más que el IPC, los salarios se van a mantener constantes o a la baja, con un número menor de trabajadores, estadísticas oficiales aparte, el precio de la gasolina sigue creciendo, por encima de sus costes, tema al que volveré en un post próximo por recomendación de un lector del blog, y el material de montaña sigue subiendo su precio. Aspectos de la situación económica que tiene diferentes vertientes y derivadas.

El número de nuevas vías equipadas crece constantemente, el de equipadores de calidad también, el número de rokódromos, salas de boulder, entrenadores personales y de grupos también. Aparecen nuevas competiciones en el calendario junto con las ya tradicionales. Aumenta el número de ayuntamientos que permiten las zonas de parking como lugar de acampada, se abren nuevos refugios, campings, casas rurales. Recemos un réquiem en el funeral del único Bonobo que ha vivido en Cuenca.

Hemos viajado de nuevo, buscando el tiempo que nos acompañe en jornadas de escalada, huyendo de los fríos y de la lluvia, sol de invierno, primaveras cálidas, veranos calurosos, otoños de pálidos atardeceres. Cruzamos el mundo, continentes y océanos para descubrir el mismo fanatismo que hay por aquí. Tailandia, Francia, Italia, Marruecos, Dubai, más nuestros Margalef, Cuenca, Fin del Mundo, Teverga, Manilva, han ocupado nuestras líneas.

Sabemos que tenemos que asociarnos, defender de forma común nuestros intereses. Bajo la figura de algunos de los imprescindibles hemos expresado nuestra voz, nos hemos hecho oír, de forma tranquila, pausada, razonada, los Juanmas de nuestras Asociaciones de Escalada Sostenible de aquí y allá. Hay que apretar los dientes, buscar argumentos, negociar: Mallorca, Fin del Mundo, Montsant, Cuenca, Etxauri, Otiñar.

Hemos aprendido, y seguiremos en ello, sobre algunas rapaces con las que compartimos hábitat, no sólo los escaladores, también los andantes, runners, ciclistas, esquiadores varios, oteadores ocasionales y ecologistas decididos: águilas perdiceras, quebrantahuesos, cárabos, búhos reales, buitres de todo tipo, y mis queridos petirrojos, entre otros. Algunas derivadas del dilema del prisionero aplicadas a la gestión medioambiental.

Los secretivos como los entendemos, zonas de escalada que no se publican y se mantienen para unos pocos escaladores, vemos que generan más problemas a la larga que el de la temida masificación. No es sólo negociar con el pastor por cómo llevar a los perros en algunas zonas, es también estar dispuesto a ceder para que beneficie al colectivo de los escaladores.

Seguiremos discutiendo sobre el grado de las vías, de las propuestas, de lo lejos que están las chapas, de los pies de vía. La sal y la pimienta de una propuesta de mejora personal, con el límite de los proyectos y nuestras limitaciones.

No acaba aquí el año, no. No ha hecho nada más que empezar. Sin carta a los Reyes Magos, este año es privada, la he escrito y la he enviado sin acuse de recibo. La buena experiencia del año pasado donde trajeron aquello que pedí me hace ser más ambicioso, eso sí queda entre ellos y yo.

Un año más hay que honrar a los que nos dejaron, los que compartieron un tiempo con nosotros, o nosotros con ellos, sobre sus tumbas dejaremos un sentido ramo de flores. Nuestros héroes.

Nos quedan los héroes que siguen en la batalla. Tendremos que nombrar al equipador del año, la escuela que más ha mejorado, al extranjero que trajo más vías y proyectos al colectivo, a la asociación que más ha defendido la escalada, al alcalde más implicado, al mejor parking para escaladores, a la mejor guía publicada. Cada uno tiene que hacer su propia lista. Yo tengo la mía de mis héroes, ya han aparecido en estas líneas en este año.

Despediré el año en el mismo sitio donde lo he vivido. Peleando con los movimientos de mi siguiente proyecto, ése que todos tenemos en mente, justo en el preciso momento que chapamos la cadena del anterior. Como el año que empieza, sobre la tumba del que acaba, con sus héroes.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Un puente cualquiera


Mañana fiesta. Se junta, como decía mi abuela, a un viernes y sale un puente, pequeñas vacaciones en un tiempo en el que todo el mundo trabajaba, ahora sólo es un impasse para la gente que medio trabaja, medio no, en este nuevo escenario, donde tantas cosas han cambiado al amparo de la palabra crisis. También es un medio puente, ya no son lo que eran.

Todos a la carretera, a llenar el depósito de gasoil, mucho más caro que la semana pasada, curioso que a las petroleras les vaya siempre bien, aunque las expropien en Argentina. Pagamos con tarjeta, comisiones a unos bancos que siempre les va bien, y cuando les va mal se arregla con dinero de los contribuyentes y ya está, sí aún cuando ellos también pagan, menos cuando tienen pérdidas que generan créditos fiscales. Viajamos controlados por la Guardia Civil y sus sistemas automáticos de control de la velocidad, mecanismo recaudatorio necesario.

Llegaremos a cualquier escuela, buscaremos parking, en línea o batería, no queda más remedio. Compartir sitio, vías, zona de descanso. Haremos cola en la vía de calentar, en la del proyecto, en la de acabar, en la barra del bar, en la pizzería. Colectivo ambulante de escaladores, sonrisas de tribu, plumas y gorros, manos desgastadas, heridas y magnesio.

Todo bien pagado con su IVA y sus impuestos indirectos y directos.

El domingo acabaremos pronto, demasiados kilómetros de vuelta, cuerpos cansados, algún encadene de mérito, la mayoría no, la tribu se despide, recoge los bártulos y se refugia en casa. Apaga la sonrisa y espera al siguiente puente.

El gobierno se planteó acabar con ellos, va contra la productividad dicen. No lo hagan. Entiendan que vivimos de esto, del sol, de las playas, de las montañas, de las paredes.

Los puentes deben estar protegidos, deben caer siempre en jueves, si caen en fin de semana deben “pasarse” al martes siguiente. Se lo agradeceremos todos:

1.- Los escaladores
2.- Las petroleras
3.- Los bancos
4.- Los bares y restaurantes
5.- La guardia civil
6.- Los refugios de montaña.
7.- Las casas rurales, hoteles y demás.

No dejemos de disfrutar del tiempo.

Sabemos que tenemos razón.