Don Ramón
es un personaje imprescindible en el mundo de la escalada, tiene una edad donde
ya se mira la vida más lo que uno ha hecho que lo que le queda por hacer. Le gusta
que le llamen “el lechero”, mote por el que se conoce a su familia desde hace
generaciones y sí, ya os lo he presentado antes, es el alcalde de Margalef.
La forma de
elección del alcalde en las elecciones municipales es según la Ley
Orgánica 5/85, de 19 de junio, del Régimen General Electoral, en su
artículo 179.2, para esta localidad la que se denomina de Concejo Abierto,
textualmente dice “En estos municipios los electores eligen directamente al
Alcalde por sistema mayoritario”. Los habitantes de Margalef escriben en un
papel quién quieren que sea el alcalde y el que sume más votos es elegido,
aunque no se presente. Todo un ejercicio de democracia directa y real.
Durante el
mandato de Don Ramón, me cuesta escribir del Lechero, se han dado las
circunstancias, ajenas a la corporación al principio, de que Margalef sea uno
de los mejores sitios del mundo para la escalada deportiva, no sólo por la
calidad de sus rutas, sino por las facilidades que tienen los escaladores de
todos los lugares para pasar unos días allí de las más diversas formas de
hospedaje. Ha invertido dinero en asfaltar los caminos a los sectores de acceso
más difícil para los vehículos, ha habilitado lugares para acampar, aparcar, ha
colaborado en la construcción del moderno refugio, que gestiona Jordi Pou, de
forma tranquila y constante y sigue visionando el futuro para que se siga
escalando de forma sostenible y permanente. Mi amigo Juanma, el presidente de
la Asociación de
Escalada Sostenible de la Zona Centro, no le conoce, espero que no tarde en
viajar a escalar primero y a charlar con él después, para que le dé alguna idea
en su impagable labor de defender la escalada en la zona centro, y negociar con
las autoridades de Madrid y Castilla la Mancha.
Don Ramón
ahora se enfrenta a un problema de tamaño cada vez mayor. La gestión de la
recogida de basura que generan los escaladores. No sólo el problema de los
residuos escatológicos a pie de sector que ya lo es, sino el de las toneladas
de basura que se generan y que el Ayuntamiento debe pagar a la mancomunidad de
turno para su recogida diaria y semanal.
Margalef
cuenta con unos cien habitantes y genera residuos por más de seiscientos de
media. ¿Quién corre con los gastos de su recogida? El ayuntamiento. ¿Cómo se
financia este gasto? Con la tasa de basuras que se cobra a los habitantes del
lugar. Aquí está el problema, los escaladores no pagamos por la recogida de la
basura. Nos limpiamos la conciencia llevándola, más o menos separada para su
reciclaje, en bolsas a los contenedores del punto que tienen al principio del
Valle, en el punto que empieza el Camino de las Espadelles. Nos olvidamos, la
basura desaparece.
Estamos
ante uno de los conceptos que más se habla en esta crisis, el Gasto Público, en
uno de sus apartados está la recogida de basuras que se debe financiar por los
que la generan.
Analicemos las
posibles soluciones:
1.- Cobrar
una tasa mayor a todos los habitantes de Margalef (que es lo que en el fondo
hacen ahora). No es razonable cuando sólo unos pocos negocios se benefician de
la escalada y no todos los habitantes están tan de acuerdo con que se escale
allí.
2.- Cobrar
a los negocios que se benefician. Injusto al no poder cuantificar cuánto se
benefician, en porcentaje y cantidad. Además del problema que generaría si
alguien quiere montar un negocio nuevo, imaginemos una casa rural que tendría
que pagar antes de saber si atraería clientela suficiente.
3.- Cobrar
una tasa por cada bolsa de basura que se deposite. El que quisiera se podría
llevar su basura cuando se fuera de allí y el que quisiera la deja y paga.
4.- Cobrar
un importe a todos los que usan el parking, los distintos, el de la presa, la
campa enfrente del pueblo, el que está en la propia carretera o el del camino
de la Finestra.
5.- Poner
multas a todos los que incumplan las normativas de aparcamiento de las zonas
limitadas. Esta medida tan en vigor en las grandes ciudades aquí no tendría
ninguna aplicación práctica.
Se me ocurren
otras como una tasa por vía escalada, o incluso prohibir la escalada y sólo dar
permisos previo pago de un importe, prefiero no dar más ideas que luego las
copian.
En este momento este problema se está planteando directamente. Mientras tanto se siguen acumulando las basuras y su recogida se convierte en una carga cada vez mayor. Existen soluciones dispares, Yosemite, Rodellar, El Fin del Mundo, y un largo etc. No podemos hacer como los avestruces, no mirar al problema, ni tampoco esperar a que se solucione solo. Tenemos que pensar que existe, que requiere gestión y toma de decisiones difíciles y que nos van a afectar. Conociendo a Ramón la suya será muy razonable.
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