Hoy toca un
tema de conceptos de economía. Me sirve una servilleta de papel, instrumento de
marketing de reconocido prestigio, que dibujamos cinco amigos y amigas una
noche del año pasado repasando nuestros logros y pensando en nuestros
proyectos.
El proceso
tiene su origen en Valladolid, con David y Jesús, hace muchos años, donde
establecimos una fórmula anual de medición de resultados. Al finalizar el año
nos íbamos de cena a una pizzería, por aquélla época como en esta el
presupuesto era limitado, e invitaban los que no habían conseguido los
objetivos. Estos eran simples, había que conseguir superar el máximo nivel
alcanzado de grado, bien a vista (os
del inglés on sight); bien al flash (fl)
entendido como vía encadenada al primer intento con información previa; o bien,
como toda la vida, a pegues hasta que
salga el máximo grado ensayado (tr).
Podían
participar todos los escaladores del tablón y amigos en general. Ya sé que se
puede argumentar que algunos grados son bajos y se consiguen fácilmente los
resultados, eso se arregla al año siguiente debido a que lógicamente sube un
plus todo lo conseguido. Escala francesa habitual usada.
El incentivo
o “bonus” es objetivamente bajo, estoy de acuerdo, sin embargo la apreciación
personal y punto de autoestima es enorme, y el sentimiento de éxito suple tal
carencia. Desde luego que ninguno de nosotros queríamos mejorar nuestros
resultados por la cena, era un estímulo menor. Valía y vale más la motivación
personal de superación y el fanatismo que genera.
Vayamos a
la servilleta de abajo. Permitidme el anonimato de los comensales, los he
sustituido por las letras, a, b, c, d y e. Sólo os confirmo que yo sí soy la a,
conocido era mi objetivo de 8a este año, grado trabajado.
El resto son dos
escaladoras y dos escaladores. Los grados son el objetivo final de cada uno de
ellos en los tres apartados, confirmados, después de unas risas, del máximo
grado hecho hasta la fecha, aceptando las vías en su grado. Sí os digo que hubo
una simpática discusión sobre la dificultad de cada uno; todos pensamos que
nuestro objetivo era más difícil que el de los demás. Se daban paradojas como que
alguno tenía objetivos relativamente fácil al flash al tiempo que otro comensal
tenía el mismo a vista y a flash.
El resultado
ha sido que los tres primeros lo conseguimos y los dos últimos no. Los cinco
nos hemos esforzado, hemos escalado a muerte todo el año, y hemos intentado
mejorar nuestros resultados.
Haciendo un
análisis económico está claro que el “bonus” no tenía el mismo interés para los
cinco, el participante D tiene ante sí un proyecto de altura y no ha encontrado
la motivación, salud o estado físico necesario para afrontarlo. Desde luego no
le compensaba. El resto demuestra que ha podido hacerlo, por difícil que sea el
reto, si uno se plantea objetivos, aun cuando parezcan inalcanzables predispone
a conseguirlos. No me vais a creer, en el mundo de la economía real funcional
igual, si se objetiva, por fuerte que sea se puede conseguir.
Trasladado a
la situación económica europea es fácil pensar que hay países que reducirán su
déficit porque se lo han objetivado, otros sin embargo no, porque el bonus o
incentivo es muy bajo para el esfuerzo a realizar. España está claro que cada
uno la situamos en distinto sitio.
El año que viene cambian los números y las letras para tres de nosotros y permanecen igual para dos, os lo iré contando. Sí hay que recordar las palabras de Ortega y Gasset: "Todo esfuerzo inútil conduce a la melancolía".
El año que viene cambian los números y las letras para tres de nosotros y permanecen igual para dos, os lo iré contando. Sí hay que recordar las palabras de Ortega y Gasset: "Todo esfuerzo inútil conduce a la melancolía".
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