Ya que Cospedal todavía no me ha contestado os cuento,
mientras tanto, la carta a sus Majestades que escribí con el mismo resultado
que la anterior. No la hice a Papá Noel, no recurrí al Tomten (que es como le
conocen en Suecia) de mi familia londinense, por fiarme de mis magos de
oriente, así que vale para este año nuevo.
Les he reconocido que no he sido todo lo bueno que
querían mis padres cuando era niño, les he explicado los motivos, hechos que
aquí no importan en términos económicos y más allá de las peticiones genéricas
de paz en el mundo, que se acabe la crisis y que todo el mundo encuentre
trabajo, están las que importan a efectos de la escalada.
Quiero un acuerdo con las administraciones para el
reconocimiento de las zonas de escalada como espacios de ocio y de tiempo
libre.
También quiero unas grandes asociaciones de escaladores
que sepan defender e impulsar la escalada y los lugares donde se practica, esto
implica un carnet para cada escalador.
Además quiero un debate abierto permanente sobre dónde
podemos escalar y dónde no, que nos sirva para vertebrar el discurso ante
terceros y evitar las prohibiciones.
No os olvidéis de traer un montón de chapas y reuniones
para los equipadores, los que generan zonas de escalada, crean espacios de
lucha y encadenes. Aquéllos que pasan tantas horas equipando como escalando.
Por supuesto dejad una pala para que todos la usemos
para “Cagar en el monte” como debe ser y que no dejemos todo hecho un
vertedero. Si viene acompañado con un poco de conciencia de situación ya ni os
cuento.
Ah, y por último y si el presupuesto que me tenéis reservado
lo permite quiero nuevos párquines donde dormir y descansar en las zonas de
escalada. Ya discutiremos sobre cuánto cuesta y quién paga.
Mi padre decía que pidiera pocas cosas y así tendría
alguna segura; aquí me planté.
Luego me senté en la Peña del Reloj, placa Pedricera de
obligada visita, y viendo atardecer pensé en los otros deseos, pero esos, os
los iré contando: los atardeceres esperando a las fuerzas para el último pegue,
las noches de frío y estrellas, las cervezas de los encadenes, las charlas en
la furgo, los kilómetros al volante con las yemas reventadas y el sueño
acechando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario