Nos
juntamos en el bar y el local nos preguntó si nos tomábamos unas
sidras antes de cenar, asentimos dispuestos a celebrar los encadenes
ajenos, más habituales que los propios, nos contó y gritó al
camarero “seis”, yo atónito pregunté “¿seis botellas?”, en
su bable dijo “no home, seis cajas”.
No
todo se reduce a cifras y letras en la economía. Hay una serie de
variables que determinan comportamientos económicos, no fáciles de
cuantificar, pero que inciden de una manera directa en ellos. La
localización geográfica de una economía o zona de influencia
económica es una de ellas.
No hay
que ser un lince para darse cuenta del modo de hacer de un nórdico
europeo, metódico, ordenado, inflexible, riguroso, con un sureño,
pongamos un habitante de las playas del Mediterráneo, imaginativos,
flexibles, tendentes a la improvisación. Es de donde proceden y el
clima que les marca la vida.
Todo
esto me vino a la mente en Teverga, disfrutando del mejor parking de
escaladores del mundo en verano, cuando una asturiana de pro me
explicó que ciertas cosas no las iba a entender ya que soy
“subpajariano”, matizó acto seguido “vives por debajo del
puerto de Pajares”, para el que no lo sepa es uno de los accesos
posibles a Asturias desde el sur, sin duda, el más llamativo.
Subpajarianos
nos afincamos en este valle, de Marabio a Ventana bañado por el río
Teverga, a disfrutar de un modo de vida que no entendemos
Teverga
se llena de escaladores patrios, demasiado lejos para foráneos de
allende los Pirineos, buscando el suave verano atlántico del valle,
el orbayu intermitente, las buenas zonas con todas las orientaciones,
la buena comida con los menús baratos, de comida casera y generosos
en las cantidades, y el coste cero de una zona de pernoctar con agua,
duchas de agua fría, servicios, zona para los vehículos grandes y
permisividad en la instalación de las tiendas de campaña.
Será
que soy del sur. Me gustan cómo se hacen las cosas por encima de
Pajares.
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