Sueño
con vías. No me pasa muy a menudo. Lo normal es que haga un
ejercicio de memorización de los movimientos, retenga en mi cabeza
la sucesión de pasos, que de una manera más eficiente, me permitan
encadenar una vía. El proceso es el siguiente: antes de iniciar un
“pegue”, visualizar los pasos que voy a dar. Es uno de los
ejercicios que están comprobados son necesarios para el éxito. La
visualización positiva del encadenamiento de los pasos.
Algunas
sobrepasan el consciente y se instalan ahí donde habitan los sueños.
Ocurre, sin embargo, que por la mañana se disuelven en la memoria.
Tras una vivencia intensa, rayana con la realidad, al despertar
desaparecen. Unos minutos después tengo un vago recuerdo de lo
soñado, unas horas después no me acuerdo de nada. Son como los
sueños.
Encadeno
vías. No me pasa muy a menudo. Lo normal es que haga un ejercicio de
memorización de los movimientos, probándolos muchas veces hasta
tener la secuencia más eficiente, por mi forma física, para
hacerlos. Entreno y me adapto a los movimientos más difíciles. Hay
vías que no soy capaz de resolverlos, bien por falta de fuerza, de
habilidad física, o de descubrir una forma de hacerlo. Vuelvo, tras
entrenarlo, hablarlo con mi entrenador y poner una estrategia que me
permita hacerlo en un futuro. Visualizo la vía y me aprendo los
movimientos.
Algunas
sobrepasan el consciente y se instalan ahí donde habitan los sueños.
Sueño con hacerlas, son sueños conscientes, despierto, pertenecen
al mundo de los que pueden hacerse realidad. Una vez encadenada se va
disolviendo en la memoria, al principio me acuerdo de ellas, grabados
los movimientos a fuego, luego los voy olvidando, ocupando el hueco
en la memoria con los movimientos de nuevas vías.
Sueño
despierto y a veces tengo “deja vus”, creo que ya he hecho una
vía o un movimiento, una suerte de paramnesia de reconocimiento, ya
he experimentado previamente un paso y puedo repetirlo, justo antes
de hacerlo. Mi cabeza recuerda pasos que no he dado antes.
Tengo
vías en la cabeza. Recuerdo cada uno de sus movimientos. Viajan
conmigo como mi ebook en la mochila. Pertenecen a los sueños de la
razón. Abro el archivo y recuerdo los movimientos, dónde pongo la
mano, con cuántos dedos, cómo cruzo el pie por encima de la
rodilla, cómo reboto dos veces con la misma mano y así hasta que
llego a la cadena. Vías que están a cientos de kilómetros de mi
casa, requieren de una decisión clara de organizar un viaje allí,
buscar la mejor época del año de la zona, el mejor momento de forma
para afrontarlas y,por supuesto, de la suerte de que no haya muchos
escaladores probándola en ese momento.
Pasan
de año a año, como viejos amigos busco el reencuentro, a veces
ingrato, siempre con la incertidumbre de enfrentarme a ellas. Me
gusta viajar y escalar con aquéllos que comparten esta pasión, que
sueñan con vías, que no tienen miedo al fracaso conocedores que
habrá otra vez. Está en la mítica de este deporte.
Otro
sueño que se disuelve en la mañana, entre los sonidos del pájaro
carpintero. Todas las vías son sueños y los sueños, sueños son.
No hay comentarios:
Publicar un comentario