La
revisión del presupuesto anual es una obligación de hacer a mitad
de ejercicio. Si aceptamos el año natural como tal toca ahora en
verano. Así se hace en la economía real, en contraposición a la
temporada de escalada, normalmente planificada para el máximo en
verano. Muchos días largos, buen tiempo garantizado y vacaciones.
Recuperamos
el documento original y hacemos una estimación de qué objetivos
hemos cumplido, qué estimaciones van conforme a lo esperado, cuáles
peor, cómo van los gastos y sobre todo, lo fundamental, cómo van
los ingresos.
Todavía
hay tiempo, si bien luego enseguida llega el otoño y aún más
rápido el invierno con sus fríos, ahora tan lejano, y salvo que
seas amigo del noble arte de la adherencia en granito las opciones se
han acabado.
La
gente de negocios hace inversiones, coloquialmente es una resta de su
dinero, para mejorar y generar ingresos, futuras sumas de ingresos.
La comparación es burda, sigamos mejorándola.
Contablemente
una inversión (resta de dinero) se computa como un aumento de activo
(suma de instalaciones por ejemplo), con el objetivo de producir más
ventas y con ello más ingresos (sumas finales).
Los
escaladores tienen distintas formas de medir su presupuesto anual, de
los muchos aspectos analizaré el de realización de vías, objetivo
final de la gran mayoría. La forma de saberlo es escuchar cuando
encadenan y sus manifestaciones públicas, acto cercano al análisis
de conducta más que al económico. “Una menos” se oye a veces
(una resta), “otra a la libreta” (una suma), ayer oí “la he
partido” (concepto distinto porque en economía o suma o resta pero
una partida no puede ir a la vez a la mitad).
Parece,
entonces, que el que resta es bien porque ha conseguido un objetivo
de su lista anual, bien porque es una menos a conseguir, objetivo
ambicioso que imagino será hacer todas las vías, objetivo tendente
al imposible ya que cada vez se equipan más vías y el número de
las que hay ya es inimaginable. Por otro lado sumar es añadir una
más a las realizadas, una inversión.
Mi
amigo el ingeniero lo ve de otra manera. Trabajar con
uno siempre lleva a un proceso de reconsideración de los procesos.
Suelen tener una forma distinta de pensar, eliminan aspectos que los
demás pensamos fundamentales, priorizan y toman decisiones sin
valoraciones personales. Su discurso es técnico y fundado.
Escalo
con uno de ellos desde hace algún tiempo, esporádicamente, cuando
le cuadra en su agenda, en su esquema de proyectos. Escala fuerte,
equipa, disfruta del proceso, objetivos y medios para conseguirlo.
Hace poco me dio un consejo, tras hacerlo me preguntó “¿no te
importa que te de un consejo?”, sonreí, un ingeniero que tras su
análisis de un error en mi escalada observa un error y me lo
manifiesta, luego se da cuenta que es raro que la gente acepte
consejos y lo dice también. Creo que es una suma.
Mi
amigo el ingeniero suma vías y tiene proyectos. No las apunta, se lo
fía a su memoria. Yo no puedo, tengo que apuntarlo, soy seguidor de
la corriente de las bases de datos y las excel, sigo mirando el
precio del petróleo brent y las cotizaciones de bolsa a la vez que
consulto el 8a.nu.
Es
verano, ya acaba. Volveré a las rutinas de septiembre, cuando
desaparecen los veraneantes y nos quedamos los fanáticos en la
tormenta.
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