Hemos
empezado un nuevo año, casi sin tiempo de despedirnos
convenientemente del anterior, no merece la pena, tempus fugit y no
hay que perder ni un instante.
El
año que ha muerto, una salva a sus “héroes y tumbas”, me ha
enseñado palabras nuevas como cartílago dañado, calcificaciones
adyacentes a la entesis del tendón del tríceps, osteocondromatosis
sinovial, camino seguro hacia un quirófano, dotación económica de
tiempo y recuperación.
Tiempo
de invierno y de frío, ninguna novedad, hoja de cálculo abierta, es
hora de los presupuestos, eso se hace a principios de
ejercicio, qué vamos a hacer, qué recursos vamos a emplear, qué
dinero tenemos, acto seguido son las previsiones, estimaciones de
resultados en otras palabras. Cerrado estos dos procesos iniciales
fijamos unos objetivos para el nuevo año. He vivido dos crisis
financieras de alcance, la actual y la del año noventa y dos, y
aunque parezca increíble cada año los objetivos eran superiores al
año anterior.
A
partir de ahí, es conveniente fijar unos proyectos que puedan
dar forma al ejercicio, una manera de medir el resultado, no son los
objetivos. La diferencia radica en que estos deben ser los resultados
de los proyectos. Si quiero hacer un 8a este año, que es un
objetivo, debo fijarme algún proyecto de vía y lugar con ese grado.
Posteriormente
hay que dotar presupuestariamente cada proyecto, preveer un
calendario de ejecución y poner unas fechas de revisión y
corrección en caso de desviaciones significativas. Parece simple
pero no lo es.
La
primera reflexión es que en cuanto a dotación económica el importe
se acerca a los 6.000 euros, que es una cantidada parecida al gasto
total del año pasado, teniendo en cuenta una inflación de cero y
que el precio de los combustibles va a estar más barato todavía
este año, principal partida como ya expliqué antes de Navidad.
Hay
que hacer algunas propuestas:
a)
No voy a cambiar de entrenador.
b)
No voy a cambiar el objetivo final de subir de grado a vista, a flash
y ensayado. Seguiré jugándome una cena al que lo consigue no paga.
El año pasado no conseguí superar ninguno de los tres objetivos,
así que por extraño que parezca no me los voy a “subir”, un año
más son los mismos.
c)
Sin subir el presupuesto en euros totales tendré más disponible: la
inflación sigue en negativo o en cero y el precio del gasoil es
sensiblemente inferior al año pasado y ya hemos contado en estas
entradas que es el mayor coste de un escalador deportivo en el año.
También
hay unas consideraciones previas al presupuesto, las denominamos
previsiones, son hechos ciertos que necesariamente han de
concurrir:
a)
Un año más viejos, más veteranos, menos flexibles, con menos
capacidad de recuperación, con el mismo fanatismo, algún punto
menos de intensidad.
Quedan
menos vías no encadenadas en el circuito de escuelas habitual. Los
datos reflejan que he encadenado algo más de 100 vías distintas
cada año, de los últimos cinco, de más de 7a, además de las
muchas que repito y de los pegues que no llevan al encadene. Repaso
el número de pegues por dificultad, hay que garantizar un mínimo de
máximo nivel.
b)
Las horas de entrenamiento no van a variar mucho: tres a la semana,
por 54 semanas del año menos las de vacaciones que sólo se escala,
más alguna semana que se incrementan. Esto hace un mínimo de 156
horas de entrenamiento al año (ya sé que no son muchas).
c)
Días de escalada en el año: Todos los fines de semana, un día
entre semana cada dos semanas, más los puentes y la vacaciones de
verano, Navidad y Semana Santa. Sumemos 100 días en fin de semana,
más 25 diarios, más unos 30 de vacaciones: hacen un total de 155
días (esto está mejor). No puedo preveer el número de lesiones que
tendré en el año, pero sí que tendré alguna y que el año no son
doce meses escalables.
El
blog seguirá con un mínimo de uno o dos posts mensuales, así que
no menos de doce no más de veinticuatro. Mi amigo Vicent me avisó
que es difícil seguir a partir del segundo año. Empecé en mayo de
2.012 y sigo, 76 posts de algún grado, muchas cifras y sobre todo
letras, además de alguna sensación sin valor económico que se
cuela entre líneas, si el ratón Firmín lo leyera, lo roería sin
tardanza.
El
proyecto final lo he consensuado con mi entrenador y mi cabeza, ambos
se han puesto de acuerdo porque el corazón hace tiempo que va por
libre, desde que se hizo pirata.
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