Un mes sin
escalar es mucho tiempo, se lo debo a una lesión del isquio izquierdo. No es un
músculo principal para escalar, para mí se ha convertido en imprescindible para
recuperar. Ello me lleva a relacionarlo con uno de los temas más controvertidos
y polémicos en el desarrollo de la escalada deportiva, los llamados “tallados”
o “picaos” (coloquial de picados), es como mi isquio, escalo con él y sólo cuando
me lesiono me doy cuenta de su importancia.
Os explico
a los profanos, con el permiso de los demás, es el término con el que
identificamos a los agarres o “cantos” de las vías que han sido modificados por
el equipador de la misma, bien tallándolos donde no los había, haciendo nuevos
agarres, bien agrandándolos o modificando su forma. Hay escaladores que también
lo denominan a aquéllos que se liman para que no pinchen o hagan daño los
cantos, incluso a reforzar algunos que pueden romperse al ser usados.
Este tema
nos va a llevar varios posts. Primero quiero especificar que mis análisis no
van a tocar el tema ético que subyace. Os lo explico: hay una corriente general
de opinión, que no se corresponde luego con la práctica en las escuelas, de que
hay que dejar la roca tal cual está y sólo equipar la vía colocando los seguros
para hacerla escalable. La pared por sí sola tiene una dificultad y si no eres
capaz de encadenarla, pues se deja para las generaciones futuras que lo hagan.
Como si alguna vez una generación pensara en la siguiente, digo yo.
La realidad
es que la mayoría de las vías de dificultad están retocadas de alguna manera. Las
demás también. Aquí es donde yo encuentro el punto de inflexión. Recuerdo mi
primer 7b hace muchos años, se llama "Al sur de la luna" y está en Valdehuesa, una vía
fantástica con dos o tres picados de bidedos, no recuerdo bien, en la entrada
en una placa y luego un rutón por esa caliza gris de León. Sin los picados la
vía sería un 7c de bloque más una vía de 7a la parte siguiente, no la haría
nadie y la inversión realizada por el equipador se acercaría a un gasto inútil.
Ahora es una de las vías más repetidas por todo tipo de escaladores (que tienen
las opiniones que arriba he comentado). Mi respeto primero al que la equipó,
hará más de 20 años, que decidió hacer los agujeros, la vía es lo que se
denomina por el colectivo como “comercial”, en su grado es bonita, movimientos
no muy lesivos y de belleza y justa en su grado. La niña bonita.
Si tenemos
en cuenta lo que cuesta
equipar puedo ponerme en la intención de la mayoría de los equipadores. Quieren
que sus vías sean escaladas por el mayor número de escaladores posible. Les gusta
que sean referencias, que gusten, que las pruebe gente, ellos encadenarlas los
primeros seguro, después mucha gente. Haremos próximamente un análisis
estadístico para obtener el dato, calculando la desviación típica, sé que no
todos los equipadores son iguales, aunque creo que me acerco con esta
descripción.
Así que hay
una relación directa entre la inversión necesaria para equipar con el grado
objetivo de la vía, llamémosle grado medio de la misma, y el número de
repeticiones en el tiempo por escaladores, pongamos que lo medimos en meses,
normalmente un período inicial de seis meses para asentar el grado y de doce
después para repeticiones. Ahí obtendremos una función que voy a denominar “Constante del picado”, que mide la
rentabilidad de la vía:
∫_(Tiempo medido en meses)^(Número de repeticiones)▒〖Constante del picado〗≥número de picados
Los escaladores decimos
que hay que seguir la ética de no retocar o picar pero a la hora de la verdad
las escalamos y nos las ponemos como objetivo. Priorizamos la rentabilidad
sobre la ética.
(seguirá seguro….)
1 comentario:
Gonso eres un fenomeno!!! Enhorabuena y gracias por este blog!!!
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