Acabo
el año como empecé, hablando de crisis, prohibiciones,
restricciones en zonas de escalada, encadenes, equipamientos,
equipadores y, sobre todo, de dinero y de lo que cuestan los sueños.
El
precio de la electricidad va a subir más que el IPC, los salarios se
van a mantener constantes o a la baja, con un número menor de
trabajadores, estadísticas oficiales aparte, el precio de la
gasolina sigue creciendo, por encima de sus costes, tema al que
volveré en un post próximo por recomendación de un lector del
blog, y el material de montaña sigue subiendo su precio. Aspectos de
la situación económica que tiene diferentes vertientes y derivadas.
El
número de nuevas vías equipadas crece constantemente, el de
equipadores de calidad también, el número de rokódromos,
salas de boulder, entrenadores personales y de grupos también.
Aparecen nuevas competiciones en el calendario junto con las ya
tradicionales. Aumenta el número de ayuntamientos que permiten las
zonas de parking como lugar de acampada, se abren nuevos refugios,
campings, casas rurales. Recemos un réquiem en el funeral del único
Bonobo que ha vivido en Cuenca.
Hemos
viajado de nuevo, buscando el tiempo que nos acompañe en jornadas de
escalada, huyendo de los fríos y de la lluvia, sol de invierno,
primaveras cálidas, veranos calurosos, otoños de pálidos
atardeceres. Cruzamos el mundo, continentes y océanos para descubrir
el mismo fanatismo que hay por aquí. Tailandia, Francia, Italia,
Marruecos, Dubai, más nuestros Margalef, Cuenca, Fin del Mundo,
Teverga, Manilva, han ocupado nuestras líneas.
Sabemos
que tenemos que asociarnos, defender de forma común nuestros
intereses. Bajo la figura de algunos de los imprescindibles hemos
expresado nuestra voz, nos hemos hecho oír, de forma tranquila,
pausada, razonada, los Juanmas de nuestras Asociaciones de Escalada
Sostenible de aquí y allá. Hay que apretar los dientes, buscar
argumentos, negociar: Mallorca, Fin del Mundo, Montsant, Cuenca,
Etxauri, Otiñar.
Hemos
aprendido, y seguiremos en ello, sobre algunas rapaces con las que
compartimos hábitat, no sólo los escaladores, también los
andantes, runners, ciclistas, esquiadores varios, oteadores
ocasionales y ecologistas decididos: águilas perdiceras,
quebrantahuesos, cárabos, búhos reales, buitres de todo tipo, y mis
queridos petirrojos, entre otros. Algunas derivadas del dilema del
prisionero aplicadas a la gestión medioambiental.
Los
secretivos como los entendemos, zonas de escalada que no se publican
y se mantienen para unos pocos escaladores, vemos que generan más
problemas a la larga que el de la temida masificación. No es sólo
negociar con el pastor por cómo llevar a los perros en algunas
zonas, es también estar dispuesto a ceder para que beneficie al
colectivo de los escaladores.
Seguiremos
discutiendo sobre el grado de las vías, de las propuestas, de lo
lejos que están las chapas, de los pies de vía. La sal y la
pimienta de una propuesta de mejora personal, con el límite de los
proyectos y nuestras limitaciones.
No
acaba aquí el año, no. No ha hecho nada más que empezar. Sin carta
a los Reyes Magos, este año es privada, la he escrito y la he
enviado sin acuse de recibo. La buena experiencia del año pasado
donde trajeron aquello que pedí me hace ser más ambicioso, eso sí
queda entre ellos y yo.
Un año
más hay que honrar a los que nos dejaron, los que compartieron un
tiempo con nosotros, o nosotros con ellos, sobre sus tumbas dejaremos
un sentido ramo de flores. Nuestros héroes.
Nos
quedan los héroes que siguen en la batalla. Tendremos que nombrar al
equipador del año, la escuela que más ha mejorado, al extranjero
que trajo más vías y proyectos al colectivo, a la asociación que
más ha defendido la escalada, al alcalde más implicado, al mejor
parking para escaladores, a la mejor guía publicada. Cada uno tiene
que hacer su propia lista. Yo tengo la mía de mis héroes, ya han
aparecido en estas líneas en este año.
Despediré
el año en el mismo sitio donde lo he vivido. Peleando con los
movimientos de mi siguiente proyecto, ése que todos tenemos en
mente, justo en el preciso momento que chapamos la cadena del
anterior. Como el año que empieza, sobre la tumba del que acaba, con
sus héroes.
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