lunes, 22 de abril de 2013

El lechero y la basura


Don Ramón es un personaje imprescindible en el mundo de la escalada, tiene una edad donde ya se mira la vida más lo que uno ha hecho que lo que le queda por hacer. Le gusta que le llamen “el lechero”, mote por el que se conoce a su familia desde hace generaciones y sí, ya os lo he presentado antes, es el alcalde de Margalef.

La forma de elección del alcalde en las elecciones municipales es según la Ley Orgánica 5/85, de 19 de junio, del Régimen General Electoral, en su artículo 179.2, para esta localidad la que se denomina de Concejo Abierto, textualmente dice “En estos municipios los electores eligen directamente al Alcalde por sistema mayoritario”. Los habitantes de Margalef escriben en un papel quién quieren que sea el alcalde y el que sume más votos es elegido, aunque no se presente. Todo un ejercicio de democracia directa y real.

Durante el mandato de Don Ramón, me cuesta escribir del Lechero, se han dado las circunstancias, ajenas a la corporación al principio, de que Margalef sea uno de los mejores sitios del mundo para la escalada deportiva, no sólo por la calidad de sus rutas, sino por las facilidades que tienen los escaladores de todos los lugares para pasar unos días allí de las más diversas formas de hospedaje. Ha invertido dinero en asfaltar los caminos a los sectores de acceso más difícil para los vehículos, ha habilitado lugares para acampar, aparcar, ha colaborado en la construcción del moderno refugio, que gestiona Jordi Pou, de forma tranquila y constante y sigue visionando el futuro para que se siga escalando de forma sostenible y permanente. Mi amigo Juanma, el presidente de la Asociación de Escalada Sostenible de la Zona Centro, no le conoce, espero que no tarde en viajar a escalar primero y a charlar con él después, para que le dé alguna idea en su impagable labor de defender la escalada en la zona centro, y negociar con las autoridades de Madrid y Castilla la Mancha.

Don Ramón ahora se enfrenta a un problema de tamaño cada vez mayor. La gestión de la recogida de basura que generan los escaladores. No sólo el problema de los residuos escatológicos a pie de sector que ya lo es, sino el de las toneladas de basura que se generan y que el Ayuntamiento debe pagar a la mancomunidad de turno para su recogida diaria y semanal.

Margalef cuenta con unos cien habitantes y genera residuos por más de seiscientos de media. ¿Quién corre con los gastos de su recogida? El ayuntamiento. ¿Cómo se financia este gasto? Con la tasa de basuras que se cobra a los habitantes del lugar. Aquí está el problema, los escaladores no pagamos por la recogida de la basura. Nos limpiamos la conciencia llevándola, más o menos separada para su reciclaje, en bolsas a los contenedores del punto que tienen al principio del Valle, en el punto que empieza el Camino de las Espadelles. Nos olvidamos, la basura desaparece.

Estamos ante uno de los conceptos que más se habla en esta crisis, el Gasto Público, en uno de sus apartados está la recogida de basuras que se debe financiar por los que la generan.

Analicemos las posibles soluciones:

1.- Cobrar una tasa mayor a todos los habitantes de Margalef (que es lo que en el fondo hacen ahora). No es razonable cuando sólo unos pocos negocios se benefician de la escalada y no todos los habitantes están tan de acuerdo con que se escale allí.

2.- Cobrar a los negocios que se benefician. Injusto al no poder cuantificar cuánto se benefician, en porcentaje y cantidad. Además del problema que generaría si alguien quiere montar un negocio nuevo, imaginemos una casa rural que tendría que pagar antes de saber si atraería clientela suficiente.

3.- Cobrar una tasa por cada bolsa de basura que se deposite. El que quisiera se podría llevar su basura cuando se fuera de allí y el que quisiera la deja y paga.

4.- Cobrar un importe a todos los que usan el parking, los distintos, el de la presa, la campa enfrente del pueblo, el que está en la propia carretera o el del camino de la Finestra.

5.- Poner multas a todos los que incumplan las normativas de aparcamiento de las zonas limitadas. Esta medida tan en vigor en las grandes ciudades aquí no tendría ninguna aplicación práctica.
Se me ocurren otras como una tasa por vía escalada, o incluso prohibir la escalada y sólo dar permisos previo pago de un importe, prefiero no dar más ideas que luego las copian.

En este momento este problema se está planteando directamente. Mientras tanto se siguen acumulando las basuras y su recogida se convierte en una carga cada vez mayor. Existen soluciones dispares, Yosemite, Rodellar, El Fin del Mundo, y un largo etc. No podemos hacer como los avestruces, no mirar al problema, ni tampoco esperar a que se solucione solo. Tenemos que pensar que existe, que requiere gestión y toma de decisiones difíciles y que nos van a afectar. Conociendo a Ramón la suya será muy razonable.

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