viernes, 4 de octubre de 2013

El misterio del grado cambiante


Explica eso del grado, es la última petición de un profano en la escalada deportiva que lee el blog. Voy entendiendo eso de los parkings, las escuelas, las prohibiciones, el turismo de repetición y otros conceptos, me escribe, pero no entiendo lo del grado.

Es uno de los aspectos que hacen que nuestro deporte tenga un tema de conversación y discusión permanente, y, lo más importante, obliga a la búsqueda del análisis, comparación y consenso de los escaladores.

Denominamos “grado” a la escala que mide la dificultad de las rutas individuales de escalada, cada nivel de dificultad creciente se le asigna un número del uno en adelante, y entre un número y otro se gradúa con un signo mas “+”, por consenso se ha adoptado este modo de graduar, que es la escala francesa, así un 7a es más fácil que un 7a+. Hay otras graduaciones, la alemana, con algo más de dureza, la americana y la de la federación internacional, pero es la francesa la que sale en las revistas y la que se adopta de forma universal.

Las vías más difíciles del mundo están cotadas en 9b y 9b+ y sólo hay dos escaladores que han conseguido esa dificultad. Hasta aquí una breve explicación del grado. El que abre o equipa una vía propone un grado de dificultad, basado en su experiencia de probar movimientos y por comparación con otras vías ya encadenadas. Los siguientes escaladores que repiten la vía confirmar el mismo o lo revisan proponiendo uno más alto o más bajo. Es un hecho subjetivo la graduación, sin embargo en la mayoría de los casos hay unanimidad en la dificultad graduada.

¿Dónde está la discusión? Te preguntarás. El motivo de discusión es que al “graduar” (hecho de medir en números la dificultad de una vía) se llega por consenso y hay supuestos en que no se se llega a tal. Es lógico tener dudas cuando se llega al grado máximo, nuestra experiencia en esa clase de movimientos, “registro gestual necesario en cada grado” suele decir Dani, es más limitada. Requiere entrenamiento, aprendizaje, probar de forma repetida niveles de fuerza y esfuerzo superiores para superar cada grado. Entonces al hacer una vía en ese nivel, que nos puede parece más dura que las anteriores del mismo, la graduamos con un nivel mayor. Aquí es donde el consenso de los escaladores entra, aquellos que tienen un nivel mayor suelen tener referencias para graduar esos niveles en el límite y corrigen las propuestas. Hay una zona gris en un número pequeño de vías que al final, normalmente por ser publicadas en guías de escuelas, están graduadas sin consenso total y pueden ser un grado y u otro, según apreciaciones subjetivas.

Por ejemplo, en la Guía de escalada de Cuenca hay más de mil vías publicadas con una propuesta de grado, y sólo en menos de un cinco por ciento se duda si puede ser distinto. Siendo subjetivo el grado no como otros deportes donde la escala es objetiva para todos, como el atletismo con sus marcas o el golf con su handicap, es de destacar que sólo en un porcentaje bajo se duda, cincuenta de mil, en el caso de Cuenca, parece asumible.

En la búsqueda de la dificultad tratamos de encadenar vías de grado cada vez más alto, es el objetivo de la mayoría de los escaladores, superar el grado anterior y escalar al máximo nivel.

Aquí es donde empieza el misterio del grado cambiante, en el tercer tiempo, el de disfrutar de las cervezas y de los amigos.

Una cerveza y se ve mejor. “Esa vía no es 8a”, frase lapidaria de un escalador a otro, normalmente el primero ya ha hecho más de uno y el otro está peleando para encadenar la vía. Connotaciones todas las que os imaginéis. Hace unos años si una chica encadenaba una vía dura (aquí en cada época ha sido un nivel superior) directamente pasaba a cuestionarse el grado y considerarla un plus (+) inferior.

Otra cerveza. “En esta escuela se regalan la vías”, comentario de un escalador para decir que las vías están mal graduadas y que es más fácil superar la máxima dificultad. Aquí puede ocurrir que recién equipadas todavía no se saben todos los posibles métodos de encadenarla que pueda hacer que se vayan ajustando a la baja las propuestas, o bien que, efectivamente están mal graduadas, por inexperiencia de los que proponen el grado, por motivos de dar publicidad a la zona, o por falta de referencias. Hay vías, que ya he explicado que denominamos “comerciales” de dificultad, más fáciles de encadenar que otras de su mismo grado. Parecen más fáciles, a veces lo son, a veces no se quiere cambiar...

Otra más y ya la discusión va que los esponsores exigen resultados y una serie de logros, reseñas en publicaciones, y se crea el mito de ciertas vías de la máxima dificultad y se cuestionan encadenamientos y escaladores. Machacas del séptimo grado me decía un veterano estas vacaciones, que van sobrados. Leer el 8a.nu es toda una experiencia para ilustrar las opiniones sobre los grados de las vías en duda.

Un equipador amigo mío dice que en muchas escuelas argumentan que el grado está más duro en la suya que en las demás.

Reunión de escaladores y discusión del grado de las vías. La sal de este oficio. Empieza la discusión del misterio del grado cambiante.

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