martes, 25 de agosto de 2015

Sumas y restas


La revisión del presupuesto anual es una obligación de hacer a mitad de ejercicio. Si aceptamos el año natural como tal toca ahora en verano. Así se hace en la economía real, en contraposición a la temporada de escalada, normalmente planificada para el máximo en verano. Muchos días largos, buen tiempo garantizado y vacaciones.

Recuperamos el documento original y hacemos una estimación de qué objetivos hemos cumplido, qué estimaciones van conforme a lo esperado, cuáles peor, cómo van los gastos y sobre todo, lo fundamental, cómo van los ingresos.

Todavía hay tiempo, si bien luego enseguida llega el otoño y aún más rápido el invierno con sus fríos, ahora tan lejano, y salvo que seas amigo del noble arte de la adherencia en granito las opciones se han acabado.

La gente de negocios hace inversiones, coloquialmente es una resta de su dinero, para mejorar y generar ingresos, futuras sumas de ingresos. La comparación es burda, sigamos mejorándola.

Contablemente una inversión (resta de dinero) se computa como un aumento de activo (suma de instalaciones por ejemplo), con el objetivo de producir más ventas y con ello más ingresos (sumas finales).

Los escaladores tienen distintas formas de medir su presupuesto anual, de los muchos aspectos analizaré el de realización de vías, objetivo final de la gran mayoría. La forma de saberlo es escuchar cuando encadenan y sus manifestaciones públicas, acto cercano al análisis de conducta más que al económico. “Una menos” se oye a veces (una resta), “otra a la libreta” (una suma), ayer oí “la he partido” (concepto distinto porque en economía o suma o resta pero una partida no puede ir a la vez a la mitad).

Parece, entonces, que el que resta es bien porque ha conseguido un objetivo de su lista anual, bien porque es una menos a conseguir, objetivo ambicioso que imagino será hacer todas las vías, objetivo tendente al imposible ya que cada vez se equipan más vías y el número de las que hay ya es inimaginable. Por otro lado sumar es añadir una más a las realizadas, una inversión.

Mi amigo el ingeniero lo ve de otra manera. Trabajar con uno siempre lleva a un proceso de reconsideración de los procesos. Suelen tener una forma distinta de pensar, eliminan aspectos que los demás pensamos fundamentales, priorizan y toman decisiones sin valoraciones personales. Su discurso es técnico y fundado.

Escalo con uno de ellos desde hace algún tiempo, esporádicamente, cuando le cuadra en su agenda, en su esquema de proyectos. Escala fuerte, equipa, disfruta del proceso, objetivos y medios para conseguirlo. Hace poco me dio un consejo, tras hacerlo me preguntó “¿no te importa que te de un consejo?”, sonreí, un ingeniero que tras su análisis de un error en mi escalada observa un error y me lo manifiesta, luego se da cuenta que es raro que la gente acepte consejos y lo dice también. Creo que es una suma.

Mi amigo el ingeniero suma vías y tiene proyectos. No las apunta, se lo fía a su memoria. Yo no puedo, tengo que apuntarlo, soy seguidor de la corriente de las bases de datos y las excel, sigo mirando el precio del petróleo brent y las cotizaciones de bolsa a la vez que consulto el 8a.nu.

Es verano, ya acaba. Volveré a las rutinas de septiembre, cuando desaparecen los veraneantes y nos quedamos los fanáticos en la tormenta.

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