No podía
acabar el periplo veraniego de escuelas y lugares sin escribir sobre uno de los
parkings más curiosos. Me refiero al de Valdegovía, escuela alavesa de gran
calidad, inundada por los madrileños que huimos del calor en verano, y destino
habitual del norte.
Hace unos
años se llegó a prohibir escalar allí y en el pueblo se llegaron a colgar
carteles de rechazo a los escaladores. Negociaciones y reuniones por parte de
unos y otros, federación vasca creo, llegaron a un acuerdo de permitir la
escalada cumpliendo unas pocas normas. No se suben los vehículos a la zona de
escalada y se puede acampar en una campa detrás de las escuelas. Puede que haya
más pero se resumen en estas dos.
Aquí es donde
está el hecho diferencial. La campa o parking, en terminología que he adoptado
para estos lugares en este blog, no tiene nada más que terreno suficiente para
que convivan hasta medio centenar de furgonetas, caravanas y demás vehículos, está
fuera del campo visual del pueblo, no hay sombras de árboles y se accede por
una pista de tierra. El agua se obtiene en una fuente pública, hay duchas en
las piscinas climatizadas del pueblo por dos euros, tres si quieres bañarte en
la piscina. La guía de escalada se obtiene en la oficina de turismo del pueblo
o te la bajas de internet en la página de la federación vasca de escalada.
Todos
contentos, inversión mínima del ayuntamiento, lugar permanente de visita de
escaladores, bares ocupados, camping lleno, buen ambiente y ningún problema de
convivencia. Sólo los propios de la gestión de los residuos que generamos, tema
que hay que afrontar cada vez más porque el campo no puede ser un servicio
público lleno de papeles y heces.
Toca reflexionar
sobre cuál es el mejor modelo, hemos visto Cuenca con su ignorancia de la
escalada, Rodelllar con sus multas, Margalef con su presa masificada, Ceusse
con su parking con fuente y suciedad, Teverga con su apuesta por este turismo,
Valdegovía con su dejar estar sin más. Pienso que el más sostenible es el de
Rodellar y el más difícil el de Teverga por el gasto que lleva, los demás
tenderán a ir hacia uno u otro lado. El extremo es la prohibición, ese es otro
tema.
Generamos gasto
e ingresos en las zonas donde escalamos. Individualmente no merece la pena
cuantificarlo, aceptar que es una forma de turismo activo que poco a poco va
generando una fuente constante de negocio es el objetivo que trato de explicar,
se llama demanda agregada.
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