miércoles, 16 de enero de 2013

Incentivos, bonus y otros premios

Hoy toca un tema de conceptos de economía. Me sirve una servilleta de papel, instrumento de marketing de reconocido prestigio, que dibujamos cinco amigos y amigas una noche del año pasado repasando nuestros logros y pensando en nuestros proyectos.

El proceso tiene su origen en Valladolid, con David y Jesús, hace muchos años, donde establecimos una fórmula anual de medición de resultados. Al finalizar el año nos íbamos de cena a una pizzería, por aquélla época como en esta el presupuesto era limitado, e invitaban los que no habían conseguido los objetivos. Estos eran simples, había que conseguir superar el máximo nivel alcanzado de grado, bien a vista (os del inglés on sight); bien al flash (fl) entendido como vía encadenada al primer intento con información previa; o bien, como toda la vida, a pegues hasta que salga el máximo grado ensayado (tr).

Podían participar todos los escaladores del tablón y amigos en general. Ya sé que se puede argumentar que algunos grados son bajos y se consiguen fácilmente los resultados, eso se arregla al año siguiente debido a que lógicamente sube un plus todo lo conseguido. Escala francesa habitual usada.

El incentivo o “bonus” es objetivamente bajo, estoy de acuerdo, sin embargo la apreciación personal y punto de autoestima es enorme, y el sentimiento de éxito suple tal carencia. Desde luego que ninguno de nosotros queríamos mejorar nuestros resultados por la cena, era un estímulo menor. Valía y vale más la motivación personal de superación y el fanatismo que genera.
Vayamos a la servilleta de abajo. Permitidme el anonimato de los comensales, los he sustituido por las letras, a, b, c, d y e. Sólo os confirmo que yo sí soy la a, conocido era mi objetivo de 8a este año, grado trabajado. 

El resto son dos escaladoras y dos escaladores. Los grados son el objetivo final de cada uno de ellos en los tres apartados, confirmados, después de unas risas, del máximo grado hecho hasta la fecha, aceptando las vías en su grado. Sí os digo que hubo una simpática discusión sobre la dificultad de cada uno; todos pensamos que nuestro objetivo era más difícil que el de los demás. Se daban paradojas como que alguno tenía objetivos relativamente fácil al flash al tiempo que otro comensal tenía el mismo a vista y a flash.

El resultado ha sido que los tres primeros lo conseguimos y los dos últimos no. Los cinco nos hemos esforzado, hemos escalado a muerte todo el año, y hemos intentado mejorar nuestros resultados.

Haciendo un análisis económico está claro que el “bonus” no tenía el mismo interés para los cinco, el participante D tiene ante sí un proyecto de altura y no ha encontrado la motivación, salud o estado físico necesario para afrontarlo. Desde luego no le compensaba. El resto demuestra que ha podido hacerlo, por difícil que sea el reto, si uno se plantea objetivos, aun cuando parezcan inalcanzables predispone a conseguirlos. No me vais a creer, en el mundo de la economía real funcional igual, si se objetiva, por fuerte que sea se puede conseguir.

Trasladado a la situación económica europea es fácil pensar que hay países que reducirán su déficit porque se lo han objetivado, otros sin embargo no, porque el bonus o incentivo es muy bajo para el esfuerzo a realizar. España está claro que cada uno la situamos en distinto sitio.

El año que viene cambian los números y las letras para tres de nosotros y permanecen igual para dos, os lo iré contando. Sí hay que recordar las palabras de Ortega y Gasset: "Todo esfuerzo inútil conduce a la melancolía".




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